Si en una ciudad pudiéramos abstraernos de la infraestructura gris que cubre las calles y envuelve los edificios, nos encontraríamos con el denominado bosque urbano.
Los bosques urbanos están formados por un ecosistema natural complejo que habita en los lugares donde vive o trabaja la población. Esa complejidad está diseñada, creada y conservada por el hombre utilizando especies, suelo y materiales de diferentes orígenes y diversas procedencias.
Todo este ecosistema de árboles, arbustos, herbáceas, animales, hongos, líquenes, suelo, agua y atmósfera convive con las personas, compartiendo las zonas naturales y la ciudad, sus calles, áreas residenciales, parques y jardines urbanos, formando un medio único y de gran biodiversidad, siendo de especial importancia los beneficios ecosistémicos que nos aporta.
Su planificación, diseño y el estudio de sus características nos permiten desarrollar herramientas encaminadas a una gestión sostenible de la infraestructura verde, necesaria para preservar y potenciar esta biodiversidad tan necesaria para mejorar nuestra salud y elevar nuestro nivel de vida: